Neurodiagnóstico Clínico
Como en todo caso clínico, y me atrevo a decir que más aún en los casos neurológicos, es fundamental llevar un protocolo de exploración ORDENADO (se debe seguir siempre un orden) y SISTEMÁTICO (se debe hacer en todos los casos).
Así, antes de tocar al animal, procederemos a HABLAR CON EL PROPIETARIO, recabando información (a la vez de que estamos mirando el comportamiento de su animal cuando entra en la consulta). En el caso de que el propietario no hable (y el paciente por supuesto tampoco habla), estamos perdidos. Nos toca arrancar de cero, y nos va a costar mucho afinar en el diagnóstico.
Muchas veces, el propietario acude a la consulta con su animal y precisamente él es el que menos sabe sobre los datos de su enfermedad. Debemos requerir la presencia de la persona que mejor conoce y más tiempo pasa con la mascota, ya que ella será la que nos detallará todos los cambios observados en el paciente. A veces pasa al contrario, y es que el propietario habla demasiado (y sobre todo si es de la profesión médica), por lo que no nos debemos dejar influir por diagnósticos hechos a priori o por hallazgos neurológicos detectados por el propietario y cotejados en internet. El responsable de la mascota es el veterinario que la atiende, y por lo tanto la decisión y diagnóstico debe ser cosa nuestra, sin dejarnos influir.
¿Qué le preguntamos al propietario? Lógicamente, el ¿qué? el ¿desde cuando? y el ¿donde? son fundamentales para cualquier caso clínico, pero en neurología hay una serie de preguntas para ciertas patologías, que no se nos deben pasar por alto. Por ejemplo, si se presenta un paciente con convulsiones, no se nos debe olvidar preguntar si hace meses o años tuvo algún accidente o trauma craneal, ni tampoco no debemos dejar de preguntar si le pasa sólo después de comer o si bebe y orina un montón. Un gatito atáxico es serio candidato a hipoplasia cerebelosa, y debemos examinar a su madre, indagando en la parvovirosis felina.
No vale de nada hacer una resonancia magnética sin haber hablado con el propietario ni haber examinado al animal. Habremos obtenido una imagen médica, pero no podremos hacer un diagnóstico. Una imagen médica no tiene valor sin una anamnesis y sin una exploración.
El protocolo que seguimos en nuestro hospital siempre es el mismo y en este orden:
1º- hablar con el propietario.
2º- explorar al animal.
3º- utilizar los aparatos de diagnóstico necesarios.
4º- emitir un diagnóstico, indagando en la etiología (causa) del proceso.
5º- dar un pronóstico
6º- ofrecer un tratamiento
7º- programar una evolución y seguimiento.